¿Qué es Romanorum Vita? Una exposición de la Obra Social La Caixa que nos lleva a conocer la antigua Roma desde la representación de una calle romana cualquiera en la que nos podemos adentrar, visitando también una de sus casas (domus)
Durante estos días no tenía pensado salirme de la temática navideña, pero Romanorum Vita lo merece. Además, no podía esperar más para publicar esta entrada porque sólo tenéis de plazo hasta el 25 de enero para visitar la exposición en la Avenida Francisco la Roche (Santa Cruz de Tenerife), justo frente a la Plaza de España, de la que ya hemos hablado anteriormente en este blog.
Desde este blog, os voy a comentar un poco la experiencia para que os hagáis una idea de lo que vais a encontrar, y para que la disfruten de alguna manera aquellos que no puedan acercarse a verla.
Lo primero que vais a encontrar es esta carpa. En la puerta hay un encargado de seguridad, que será el que nos invitará a pasar en el momento indicado, ya que debemos pasar en grupos de, como máximo, 25 personas. La entrada es gratuita.
Este cartel nos sitúa en lo que vamos a ver. El personal nos da la bienvenida y nos conducen a una pequeña sala donde nos sentamos y la amable guía nos explica brevemente en qué va a consistir la exposición. Además, se nos indica que está permitido fotografiar la exposición, pero no la grabación de audio o vídeo.
Posteriormente, vemos un vídeo informativo introductorio muy interesante. Terminado el vídeo, la pantalla se eleva, dejando a la vista una fiel reproducción de una calle de la antigua Roma. Tengo que admitir que todos nos sentimos intimidados en un primer momento, no nos decidíamos a cruzar el umbral que parecía llevarnos veinte siglos atrás. Creo que todos estábamos asombrados de sentir que ciertamente habíamos viajado en el tiempo, el impactante realismo de aquella escena nos dejó desconcertados
Adentrarte en este escenario es impresionante, pues todos tus sentidos parecen aliarse para hacerte creer que realmente estás en el siglo I. De hecho, una de las cosas que más me impactó fue notar los diferentes aromas de cada zona: en la calle, en la cocina de la domus,...
Fuimos visitando aquella calle de Roma en compañía de la guía, que nos explicó todo amablemente, dejándonos posteriormente unos minutos para observar el espacio a nuestro gusto y plantearle todas nuestras dudas.
Una de las primeras cosas que vemos son las letrinas, ya que como nos explicaron, no era común que los romanos contaran con retrete en la vivienda, salvo en las casas de familias adineradas. En su lugar, acudían a las letrinas públicas a hacer sus cosas. Tampoco existía el papel higiénico, de manera que empleaban esponjas para asearse tras usar las letrinas. La verdad es que me resultó muy curioso imaginarlos a todos ahí sentados, unos al lado de los otros, haciendo sus cosas como si fuera tan normal.
Seguidamente, vemos la lavandería y el local del sastre
Después, se nos muestra un edificio derruido. Como nos explica la guía, estos derrumbamientos de edificios eran muy comunes en la antigua Roma, debido a la mala calidad de las construcciones.
Además, esas piedras que vemos en la calzada, son antiguos pasos de peatones. Eran elevados para permitir que en época de lluvias, cuando las calles se inundaban, los peatones pudieran cruzar la calle de piedra en piedra, sin mojarse los pies. Además, las piedras se situaban lo suficientemente separadas para que las ruedas de los carros pudieran pasar sin dificultad entre ellas.
Girando la calle, lo siguiente que veremos es un comercio. Es una caupona, un local en el que se sirve comida y bebida, generalmente vino, y además ofrece alojamiento a los viajeros de pocos recursos
Después encontramos la entrada a una domus, la casa de una familia adinerada.
Enfrente de este enorme portón, encontramos el foro.
En este momento,nos pedirán que nos sentemos en el foro para atender a una representación que se proyectará sobre la pared en la que se sitúa la puerta de la domus
Es cuando en dicha representación el señor de la casa abandona la domus, que las puertas de la misma se abren y se nos invita a curiosear en su interior aprovechando la ausencia de su dueño.
Lo primero que llama la atención de la domus es la palabra "Have" frente a la puerta, que significa "Bienvenido"
Si ya habíamos visto que los romanos tenían pasos de peatones, no debería resultarnos extraño pensar que tuvieran algo similar a un felpudo. Y, sin embargo, es otra de esas cosas que me sorprendieron. Pero no queda ahí.
Algo tan común como el típico "Cuidado con el perro" también existía en la antigua Roma. De hecho, vemos en el suelo de la entrada a la domus esta señal de "Cave canem" Esto ya sí que no me lo esperaba. Buscando en la web sobre Romanorum Vita, en una de las páginas que visité, la verdad es que no recuerdo cuál exactamente, decían que uno de los objetivos de la exposición era mostrar al visitante que no somos tan diferentes de los habitantes de la Roma del siglo I. Ya con esto definitivamente lo habéis conseguido.
Quizás una de las pocas cosas negativas que puedo decir de la visita es que el impluvium no se aprecia tal y como se supone hubiera sido en la antigüedad. No hay más que mirar las fotos para ver cómo lo representaron y cómo debería haber sido. Sin el agua, creo que es difícil visualizar cómo sería
El impluvium conectaba con esta especie de pozo, a través del cual sacaban el agua
Y, como hemos visto anteriormente, tenían un larario dedicado a los dioses, como éste que veis en la imagen inferior
El patio central, denominado atrio, conecta con todas las habitaciones. La primera que vemos es la cocina
Seguidamente, la zona reservada para las comidas
Pasamos a la pared contigua y encontramos el despacho del padre de familia
Finalmente, encontramos las habitaciones
Una vez terminadas todas las explicaciones de la guía, nos dan unos minutos para ver toda la domus nuevamente y salimos por una puerta contigua al dormitorio, que nos lleva nuevamente al hall por el que entramos a la exposición, concluyendo con ello la visita a Romanorum Vita.
Creo que es una visita totalmente recomendable, se aprende muchísimo y además es maravilloso tener acceso a esta representación tan magnífica y a este tipo de recursos culturales de forma gratuita. La guía es muy amable, responde encantada a toda las dudas y tiene amplios conocimientos en la materia.
Lo único que mejoraría, aparte de, como he dicho antes, la representación del impluvium, es el tiempo. La visita es corta, demasiado. Los pases son cada 15 minutos, así que supongo que ése es el tiempo que se tarda en hacer la visita, y es demasiada cantidad de información para 15 minutos
Algunas de las fotos que veis en esta entrada son hechas por mi y otras son sacadas de la página de Romanorum Vita y de EduCaixa, y la razón de no haber podido aportar yo misma todas las fotografías es precisamente la falta de tiempo.
Acudimos mi pareja y yo, y aún así fuimos incapaces entre los dos de fotografiar todo, pues queríamos escuchar las interesantes explicaciones de la guía, y una vez que ella terminaba de explicar, el tiempo para ver la exposición por nuestra cuenta era muy muy escaso. Además, no podíamos acaparar todo el espacio, ya que había más personas que querían ver y fotografiar la exposición. Por ello, hubieron cosas que no pudimos fotografiar, y otras cosas que llegamos a fotografiar pero hubo que eliminar la foto porque, entre las prisas y no poder encontrar un buen ángulo por la presencia de los demás visitantes, la calidad era muy mala.
De cualquier modo, gracias a un trabajito extra de rebuscar en la web, he encontrado todo el material que necesitaba para ilustrar la entrada y espero que os hayais hecho una idea de lo que vais a encontrar en esta maravillosa exposición y que os haya picado el gusanillo por visitarla. Estad pendientes porque es una exposición itinerante, de manera que después del 25 de enero puede ser que esté en tu ciudad y tengas la oportunidad de disfrutarla.
Mientras tanto, os recomiendo altamente la página web de Romanorum Vita, ya que ahí tenéis toda la información de la exposición e incluso más. Y, lo que me pareció más interesante, el tour virtual, para que veais exactamente cómo es la exposición. Eso sí, la exposición en vivo siempre es más interesante porque puedes verlo y tocarlo todo, y porque la guía aporta datos que en el tour virtual no se ven, de manera que no te lo pierdas.
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