Durante el verano de 2016 descubrí la magia de los mandalas. Por aquel entonces, yo trabajaba como monitora infantil en un campamento de verano y entre el material que mi coordinadora me hizo llegar, se encontraban dibujos para que los peques colorearan. Pero me sorprendió ver que, no sólo estaban los típicos dibujos Disney para colorear, sino que también habían mandalas.
Yo había oído hablar de los mandalas, pero nunca había pintado uno. Me picó la curiosidad al ver que mis peques literalmente se peleaban por los mandalas, dejando completamente de lado los otros dibujos. Hasta que un día me senté a colorear con ellos y aquel simple pasatiempo me cautivó y me enseñó hasta qué punto era bueno para mí, para ellos, y para nuestra convivencia.
Los niños y las niñas con las que trabajé aquel verano eran especialmente activos y rebeldes. Y en los mandalas encontré una terapia perfecta para ellos. Gastar energía en el patio, llegar cansados y sentarse frente a una mesa a colorear parecía la receta perfecta para que después estuvieran dispuestos a escuchar, colaborar, concentrarse y participar.
Investigando un poco más conocí los zentangles, y me gustó tanto o más aún que los mandalas. Pero, ¿qué es un zentangle? ¿qué es un mandala? ¿en qué se diferencian? ¿Cuáles son sus beneficios?